Sea para ver si encuentran algún indicio de infidelidad, para ratificar una sospecha o simplemente por curiosidad malsana. Si esta conducta te suena familiar, si eres de los que hurgas en los dispositivos móviles o en la computadora, por ejemplo, es importante que sepas:
• No hay justificación posible: estás violando la privacidad de alguien y esto no es algo menor, ni de que jactarse. Es un avasallamiento del espacio íntimo, una falta de respeto y no debes naturalizarlo. Si tienes dudas acerca de los sentimientos de tu pareja hacia ti o sobre su lealtad en el vínculo, intenta generar un espacio de diálogo. Cuéntale tus miedos, sincérate. Que creas que te están engañando no te habilita a una conducta invasiva.
• Ninguna relación se sostiene cuando hay desconfianza: si estás escudriñando las comunicaciones de tu compañero es una señal de alerta: te sientes inseguro de ti o de su relación. Pregúntate si este malestar tiene raíces en tu falta de seguridad personal o si es él o ella quien, con sus conductas, promueve este malestar. Una vez que lo determines, trabaja en el tema. Si sientes que no puedes avanzar, busca ayuda terapéutica. Recuerda que la confianza es el pilar básico de una construcción sentimental.
• Estás llevando tu historia al presente: por alguna razón, te encuentras revisando lo que no deberías. Quizás te engañaron en el pasado, hay algo difícil en la historia familiar o simplemente te cueste confiar. Es hora de que comiences a sanar tus heridas en lugar de echarles sal. Busca la forma de resolver lo que te lastima, en lugar de dañar tu relación actual proyectando miedos y sombras en ella.
• El que busca, encuentra: si eres de naturaleza desconfiada, siempre encontrarás algo que ratificará tus peores sospechas. Un mensaje como “hola, corazón” puede hacerte imaginar que tu pareja tiene una doble vida. Quizás, del otro lado de la pantalla solo haya una compañera de trabajo que se comunica de manera muy afectuosa con todos. Elimina de tu disco rígido el paradigma de que todos son sospechosos hasta que se demuestre lo contrario.
• No hagas lo que no quieres que te hagan: ¿acaso te agradaría encontrar a alguien en quien depositaste tu confianza revolviendo tus cosas? Actúa como te gusta que actúen contigo. Nada te habilita a stalkear a tu pareja. Si tu vínculo no es el que deseas para tu vida, siempre puedes decir adiós e intentar cerrar el ciclo de una manera adulta.
• Provocas lo que temes: ¿conoces las llamadas profecías autocumplidas? Son aquellos pensamientos predictivos o creencias que terminan por construir nuestra realidad. Si crees que todos te engañan o defraudan, que ninguna relación de pareja puede ser transparente, etc., es probable que – de manera inconsciente – precipites estos desenlaces poco felices en tus vínculos. Prueba a cambiar tus patrones de pensamiento, el lenguaje que usas y tu manera de relacionarte. Verás cómo todo cambia como por arte de magia.
Y recuerda… si tu relación no funciona como soñaste, nunca es tarde para volver a pensar en un nuevo amor. El amor de tu vida puede estar a un clic de distancia.
Por Valeria Schapira - Experta en relaciones para Match.com
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