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Madre, ¿hay una sola?

La vida materna no es fácil, aunque quizá es mejor si te escabullís en el montón. Aceptemos lo lindo de maternar a los ponchazos y seamos honestas, que para mentir está Instagram.

Maternidad, ¿divino tesoro? Desde que nacemos, crecemos con imágenes maternas es-tereotipadas que nos van minando la cabeza con todo aquello que “debemos ser”. Así, con el advenimiento de los niños, un sinfín de mujeres empieza a encontrar en esta etapa un nuevo casillero en el que acomodarse (in)cómodamente. Estas particulares criaturas y sus crías pueden ser observadas, estudiadas y catalogadas. Para un buen avistaje solo se necesita aproximarse a las puertas del colegio o a la salida de un salón de fiestas infantil.

Tipos de mamis
Entre ellas se reconocen y se diferencian. Están las madres aplicadas –amas de casa, devotas de la cocina veggie, la educación Montessori y defensoras de la crianza con apego-; las mamás profesionales 24/7 –esas que nadie les conoce la cara porque su participación es nula, sus viandas son de buffet y sus niños son pasajeros VIP del trans-porte escolar-; las mamis hot –recientemente separadas, excesivamente impecables y de actividad noctámbula frecuente-; la mamá colgada -salvo el nombre de sus hijos, no sabe ni cuándo, ni dónde, ni para qué… nunca-. Y entre todas ellas, emerge con más pena que gloria, pero con actitud y desenfado: La Mamá Promedio.

Yo soy la mamá promedio
Un prototipo de madre que no es ni chicha, ni limonada. Se aleja de los extremos con algo de horror y nada en un mar de medias tintas. Embanderada de las milanesas en el frezzer, activista (con licencias esporádicas) del demonizado método Duérmete Niño, poco habilidosa para las manualidades y fiel oponente a los candy bar con golosinas personalizadas (¿por qué invertir en algo que será destrozado en el mismo instante en que lo entregamos?). Este personaje ejerce su función materna con intuición y relajo. Sabe y pregona verdades como: los chicos se caen, la ropa se lava, las mesas dulces son para comer, los panchos no son nuestros enemigos y tampoco el coliflor. Institucional-mente, tiene el involuntario gusto de conocer a la seño, a la directora y al gabinete pe-dagógico. Es madre que firma notas y pone penitencias. Claramente, sus descendientes son todo, menos promedio.

Jugate conmigo
A la hora de maternar, siempre hay mucho para hablar y mucho por decir, porque somos mujeres y madres… y esa es una combinación a prueba de silencios. Entonces, bienve-nidas al maravilloso mundo de La Mamá Promedio. Tomen sus lugares y abróchense los cinturones para encontrarnos en cada anécdota fallida, en cada torta quemada y citación escolar que esté por venir. Sin miedo, a prueba y error, siempre con amor y, por qué no, con humor.

“Hola, soy #LaMamaPromedio y me olvidé de ir a buscar a mi nene al jardín 🙋🏼#FelizViernes” @Lamamapromedio

Perfiles favoritos de la mamá promedio:
- Facebook: Mamá Cínica y Malasmadres, reír es saludable, para cualquier tipo de ma-dre.
- Instagram: reproduce una y otra vez los videos de Feli de la Garma con su Mamás Sobre Ruedas.
- Twitter: @LaMamaPromedio es productora de sus propios y cotidianos contenidos.

POR: MARIANELA ESTAVILLO
@lamamapromedio

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