Los hábitos de consumo y el desarrollo tecnológico de las últimas décadas, junto con otros factores, promovieron un estilo de vida poco saludable. Los altos niveles de estrés, la mala alimentación y el sedentarismo provocaron que se incrementaran las enfermedades no trasmisibles. Al mismo tiempo que el margen de la ganancia empresaria y la productividad aumentan, crece la cantidad de información disponible y la accesibilidad a ella. La conexión a través de los celulares, que hace unos años fue tan necesaria para solucionar cuestiones urgentes, hoy está incorporada a nuestra vida cotidiana y nos invita a tener una oficina abierta las 24 horas…
Nuevas formas
Como contrapartida a la hiperconectividad, surgen nuevos paradigmas, como el de la cultura slow, que promueve cambiar el foco de importancia para fijar nuevos objetivos y metas a través de una restructuración en la escala de valores. La propuesta es centrarnos en el presente y prestar mucha más atención a nuestro cuerpo físico, mental, emocional y espiritual. Es por esta razón que muchas personas ya no se sienten cómodas en jornadas laborales de nueve horas, con escasa flexibilidad horaria. Esta cuestión plantea un trascendental desafío para el mercado laboral.
Muchas personas ya no se sienten cómodas en jornadas laborales de nueve horas, con escasa flexibilidad horaria
La adaptación empresarial
Las empresas que entienden este cambio sociocultural promueven la horizontalidad en las relaciones laborales. Plantean el trabajo por objetivos, a través de grupos interdisciplinarios que acentúan las fortalezas de cada integrante y fomentan la creatividad. Algunas de las características de este paradigma de mayor concientización se reflejan en las siguientes consignas:
El trabajador valora que su trabajo tenga una causa justa.
Surgen empresas de triple impacto: económico, social y ambiental.
Es importante el ejercicio de la Responsabilidad Social Empresaria.
Se incorporan hábitos saludables dentro del ámbito laboral, de alimentación y de estímulos de movimiento a través de las pausas activas.
Los trabajadores participan en actividades de voluntariado empresarial.
Esta dinámica optimiza el desempeño laboral, la motivación y el compromiso de los trabajadores, que desarrollan su sentido de pertenencia a la organización, al mismo tiempo que mejora la imagen institucional y se alinea con las nuevas necesidades del mundo actual.
POR: Rocío Leone
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