1. AGRADECÉ
¿Alguna vez has notado la forma en que damos las gracias? Lo hacemos por educación, mas no por agradecidos. Normalmente, no miramos a los ojos al hacerlo, no nos detenemos a observar la respuesta del otro. Decimos “gracias” como quien dice “hola”. Estoy seguro de que hay alguien en tu vida que te ha dado mucho, a su forma, a su manera. ¿Cuándo fue la última vez que le has dicho “gracias”, mirándole a los ojos, esperando su respuesta, sonriendo y, finalmente, mostrando que realmente estás agradeciendo desde tu corazón?

2. PERDONÁ Y PERDONATE
El perdón es liberador, ya lo habrás escuchado. Pero, ¿por qué? El enojo no expresado y la imposibilidad de perdonar son terreno fértil para el resentimiento. El resentimiento nos vuelve esclavos de nuestro victimario. El verdadero significado del perdón es hacia nosotros. Al perdonar a quien nos hizo algo, soltamos. Al pedir perdón a quien le hicimos algo, soltamos. Pero no hay mayor perdón que perdonarnos a nosotros mismos. No es algo menor, solo escuchá tu propia voz interior cuando hace algo diferente a tus expectativas. ¿Cómo te lo decís? ¿Con qué tono y volumen?

3. ACEPTATE
Dejá de intentar cambiar. Cada vez que queremos cambiar, estamos enviando a nuestro inconsciente la señal de que algo en nosotros no está bien. Una parte de nuestra identidad está en la esencia. Es aquella parte que, si cambiáramos, nos haría dejar de ser nosotros. Está muy bien querer mejorar en cuanto a habilidades, incluyendo la gestión de las emociones, pero no es sano estar queriendo cambiar todo el tiempo. Por el contrario, el proceso de aceptación conlleva un cambio en sí mismo. Cuando te aceptás, cambiás. Debés tener en cuenta este balance para el 2023.

4. HABLÁ MENOS, ESCUCHÁ MÁS
La mayoría de nosotros creemos que sabemos escuchar. Pero, si te fijás bien, escuchar no es lo mismo que oír. Podemos escuchar incluso los silencios. A todos nos gusta tener un amigo o pariente que sepa escuchar. Las personas que escuchan mucho generan más empatía que las personas que hablan mucho.

5. DEJÁ DE ACONSEJAR
¿Notaste que aconsejamos para sentirnos bien nosotros mismos? En general, cuando la gente quiere un consejo, lo pide, pero nosotros creemos que todos necesitan nuestros consejos. El problema no es dar consejos, el problema es que, generalmente, a quien no pidió consejo no le gusta que se los den. Por ende, si nuestro objetivo es dar consejos para hacer sentir nuestra preocupación y afecto por el otro, debemos saber que muchas veces terminamos generando lo contrario, porque el “consejo no pedido” se vuelve aversivo. En todo caso, si querés mostrar tu sabiduría, más que buenas respuestas es mejor hacer buenas preguntas.

POR: Axel Persello