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Julieta: mujer cardinal

En desafío constante —y empoderada como siempre—, su hogar, el disfrute y llevar una vida a plena consciencia siguen siendo su norte.

¿Cómo fue la experiencia de volver al teatro después de tanto tiempo y, además, con tus dos grandes amigas?
Fue divertido. Después de ser mamá, pasé más de 10 años sin hacer teatro, porque no me animaba. No quería dejarla a la noche, era el momento en que quería estar en casa. Me animé esta vez con Mientras tanto porque era una propuesta de volver al teatro con dos amigas que, más que amigas, son hermanas, con una obra divertida y la pasamos bárbaro. Fue una gran experiencia. Nosotras ya habíamos trabajado las tres juntas en ¿De quién es el portaligas?, con Fito Páez como director en el año 2006.

Con tanta energía femenina, me imagino que serás muy amiga del universo de las mujeres, ¿no?
Total y absolutamente. Es el universo donde más cómoda me siento. Soy muy amiga de mis amigas, soy feminista además de todo. Me parece que en este momento se está viviendo un movimiento muy importante y lo celebro, me pone contenta todo lo que tenga que ver con el universo femenino. Soy muy de juntarme y de hablar. Siento que hay un universo mucho más profundo e interesante en las mujeres.

¿Cómo ves al rol femenino en el ámbito laboral con respecto al inicio de tu carrera?
Es un momento en el que hay un movimiento muy importante, más que laboral es social, en todo lo que está pasando. Que las mujeres se animen a denunciar si las están maltratando, que se animen a hablar de los maltratos en los lugares de trabajo donde estaba tan naturalizado, mismo en las casas estaba tan naturalizado. Se empieza a reivindicar el lugar de la mujer en la sociedad.

¿Alguna vez te pasó que te sintieras incómoda en un ambiente laboral por tu condición de mujer?
A mí personalmente, no. Trabajo desde muy chica y nunca dejé que me pasen por encima en nada. Y eso quizás tiene que ver con mi carácter, pero también conozco muchas mujeres que, porque está tan impuesto en nuestra sociedad el machismo, por ahí pasan por situaciones que no tendrían que pasar.

Arrancaste a trabajar y a ser independiente muy joven, ¿cómo se lo transmitís a tu hija?
Yo creo que lo más importante es criar hijos independientes, tanto hombres como mujeres. Me encanta que mi hija vea que las cosas yo me las consigo trabajando, que el esfuerzo siempre llega a un puerto interesante y que puedo dedicarme a lo que me gusta. La incentivo mucho a eso, a estar atenta a lo que quiere hacer de su vida, que vaya eligiendo. Eso es lo importante, poder ser independiente.

Hablando de independencia, ¿cómo fue pasar de diseñar una colección cápsula de Clara Ibarguren a convertirte en empresaria de la moda?
Con Clara (Ibarguren) estuve ocho años, que es un montón de tiempo. Hice 16 temporadas, pero bajo el ala de Clara, y este paso que di de abrir mi marca de ropa e independizarme fue un gran cambio. Estoy aprendiendo mucho y ahora tengo la energía abocada ahí. En un país donde la situación está muy difícil para emprender y todo da miedo porque todo está tambaleando todo el tiempo, me la estoy jugando y estoy muy contenta con el resultado. Con ganas de crecer, muy a consciencia todo.

Justo tocaste el tema de la consciencia y en este número es nuestro tópico… ¿sos de llevar una vida consciente?
Cada día más. La generación de mi hija viene con un chip instalado de la consciencia ecológica y de nuestro planeta. Nosotros lo aprendimos, ellos ya vienen con eso.
Yo soy muy consciente de cómo quiero vivir. Soy una gran fanática del descanso y de tratar de buscarse los tiempos para tener intimidad. Con respecto a la parte ecológica, todo. Desde cuidar el agua, cuidar el medio ambiente, lo que uno come, los agroquímicos… Soy una persona en estado de consciencia.

Soy una persona en estado de consciencia

¿Cómo lograste el equilibrio entre tu vida laboral y tu vida social?
No es que lo haya encontrado. Lo busco todo el tiempo, que no es lo mismo que tenerlo. Hay momentos que más y otros, menos. Disfruto los momentos cuando no trabajo, no los padezco. A mí me gusta el tiempo libre y me gusta no hacer nada y sólo ser mamá, que es un trabajo enorme. Soy muy fanática de mi casa, de estar adentro, de hacer comidas con mis amigos. Me gusta el “puertas adentro”.

Y a tu cuerpo, ¿cómo lo cuidás?
A lo que más le doy importancia es a mi cara. Me gusta cuidarme dermatológicamente. Al paso del tiempo hay que ir con ganas, no con miedo. Mi dermatólogo (Fabián Bottegal) me cuida la piel, me da las cremas que me tengo que poner, me hace los tratamientos no invasivos indicados. Para gimnasia soy un desastre, es mi parte floja del asunto. Voy a Base Estética, donde me ayudan con drenajes y el ejercicio intento hacerlo dos veces por semana. Con la alimentación… más o menos: yo cierro la boca para volverla abrir (risas). No me interesa tener el cuerpo ideal, ni la panza perfecta, no soy fanática del cuerpo. Me gusta cuidarme la cara, el pelo, el olorcito, la velita, esa parte.

¿Qué proyectos tenés para lo que resta del año?
Durante agosto y septiembre estoy haciendo Teatro por la Identidad a beneficio de las Abuelas de Plaza de Mayo y en septiembre empiezo a ensayar una miniserie, que durará un año, pero no se puede decir nada más…Y, por supuesto, con Cardinal, mi marca de ropa.

Al paso del tiempo hay que ir con ganas, no con miedo

PING PONG
Una mujer que te inspire: Simone de Beauvoir.
Un momento del día: la noche.
Algo que no permitirías: que me falten el respeto.
Una comida hecha por vos: un cheesecake.
Un libro: De vidas ajenas, de Emmanuele Carrère.

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