Entrevista
Entrevista | Nota de tapa

Sintonizá tu vibra

Nuestra energía habla de nosotros y jamás miente. Pero, ¿cuánto sabemos de ella? ¿Cuánto sabemos de nosotros? Es hora de contemplarnos, abrirnos al universo y vibrar bien alto.

Vivimos en un mundo que pareciera querer coartar nuestra buena onda. En tiempos modernos, y en un contexto golpeado como el nuestro, no es fácil mantener elevada nuestra vibración. Vivir estresados incluso hace que funcionemos en piloto automático y ni siquiera pensemos en el porqué de lo que hacemos, cómo nos sentimos, qué necesitamos… Lo cierto es que es poco mundano mantener el equilibrio de nuestra energía y vibrar alto todo el tiempo. De todas formas, tenemos todo nuestro poder personal para alinearnos con la frecuencia del bienestar y, así, con la de nuestros propósitos y el amor universal. Sabemos que somos energía y que lo que pasa en nuestro interior se manifiesta en nuestra vibra y afecta a los otros. Como la energía es colectiva, nuestras vibraciones inciden en nuestro entorno, en quienes nos rodean, en el universo entero y, al final, siempre nos vuelve el boomerang en la misma sintonía. Vibrar alto con una buena noticia, un encuentro con amigos o un viaje puede ser sencillo; lo que puede resultar más difícil es detectar en la diaria cómo nos sentimos, cómo estamos vibrando y ponernos a trabajar en ello.

Somos energía
Todo en este universo vibra, nada permanece inmóvil: las plantas, los planetas, el color, la música, los pensamientos, los sentimientos… hasta las piedras. Todo, absolutamente todo, tiene su vibración y su impacto en la energía universal. Nuestros estados de ánimo vibran y envían al exterior vibraciones en colores y sonidos que golpean a otros cuerpos, al igual que lo hacen los instrumentos musicales, los afectan —para bien o para mal— y van aumentando los estados emocionales y mentales que están en la misma sintonía. Claudia Luchetti, decodificadora existencial y coach, explica que todos podemos vibrar muy alto como muy bajo. Lo importante es lograr un equilibrio: “Pensá por un instante en la cuerda de una guitarra, está sostenida para que su vibración sea acorde a la nota que se está ejecutando. Si vibraras tan alto en un medio donde no concordara esa vibración, quedarías desligado del acorde que está sonando”. Esto se debe a que el sistema existe con lo bueno y con lo malo, es imposible hacer “como si nada” cuando algo malo nos está pasando y, mucho menos, pretender que no nos afecte, incluso por respeto a los otros. Es por esto que Claudia agrega que “hay que sostener el equilibrio para poder vibrar ajustándonos a la realidad y eligiendo cuánto tiempo permanecer para no dañar nuestra cuerda”.

“Todos podemos vibrar muy alto como muy bajo. Lo importante es lograr un equilibrio”, Claudia Luchetti

Dime cómo vibras…
Que tal tiene “mala vibra” o que tal es “re buena onda” son frases que decimos sin pensar, pero que tienen mucho de cierto e intuitivo, porque las vibraciones nunca mienten. La vibración es la frecuencia que emitimos desde nuestro ser hacia el exterior y se traduce en sentimientos y emociones. Así, si en general vibro en amor, alegría, calma o poder personal, mi vibración será más bien alta. En cambio, si la mayor parte del tiempo vibro miedo, envidia, victimismo o desesperanza, entonces estaré vibrando bajo. La buena noticia es que la vibración no es algo estático y no nos condena —nosotros nos condenamos a nosotros mismos— y, a través de nuestra intención deliberada y trabajo personal a consciencia, podemos cambiarla a voluntad. Sin embargo, Dafne Schilling, gurú del movimiento, advierte que “como no se puede estar feliz todo el tiempo, no se puede estar vibrando alto siempre. Es nuestro trabajo saber que hay días y días, momentos y momentos y emociones que vienen, van y se transforman”. Si estamos atentos, podemos detectar nuestro estado vibracional y ponernos manos a la obra para llevarlo a donde queramos. No obstante, Dafne agrega que no siempre está bueno forzarnos a subir nuestra vibración: “a veces, dejo que mi vibra se mantenga baja, la dejo en paz, porque eso es lo que mi cuerpo, mente y alma necesitan: bajar. Pero tengo que hacer el trabajo de detectar por qué está baja”. Y es en ese detectar donde está la clave de todo.


“Cuando me siento con baja vibra, a veces la dejo en paz, muchas veces eso es lo que mi cuerpo, mente y alma necesitan: bajar. Pero tengo que hacer el trabajo de detectar por qué está baja”, Dafne Schilling


Saboteadores de energía
La falta de amor propio: si no te amás, difícilmente quieras saber de vos mismo. Si no sabés de vos, difícilmente puedas ponerte a trabajar para vibrar más alto. El amor propio es el primer paso.
El miedo: fisiológicamente, el miedo protege y alerta de los peligros. El problema es que no siempre que se siente miedo hay una amenaza real, el miedo obstaculiza y te aleja de tu deseo. Aprendé a identificar cuándo hay peligro real y cuándo no.
La queja: gran saboteadora de energía, te lleva a vibrar muy bajo. Si deseás algo y te quejás porque no lo lográs, entonces no lo lograrás nunca. Acordate de que lo que deseás está a una vibración de distancia.
La envidia: recordá que donde está tu atención, está tu energía. Si estás concentrado en el otro, entonces estás muy lejos de tu ser y no vas a poder trabajar en tu vibra.
La negación: si no prestás atención a lo que te pasa, si no escuchás tus sentimientos, nunca podrás ponerte a trabajar en ellos. Amigarte con lo que te pasa es un primer paso para cambiar la vibración.
La culpa: una de las emociones más castradoras que existen. La culpa te atrapa y no te deja fluir. Si vivís con consciencia y alineada a la sintonía del amor, entonces no tenés porqué sentir culpa.
Los hábitos poco saludables: comer mal o dormir poco son grandes saboteadores de energía y hablan de falta de amor propio. Tomar alcohol en exceso o consumir estupefacientes te hacen creer que virbás más alto, pero eso será momentáneo, luego te sentirás peor y a futuro podés causar problemas en tu salud.

Hablando con mi cerebro
Preguntarnos cómo nos sentimos debería ser un interrogante que utilicemos a diario, de esta forma tomamos consciencia de lo que nos está pasando internamente. Sin embargo, prestar atención a los pensamientos y creencias resulta vital, dado que nuestra forma de pensar determina nuestra vibración y eso condiciona nuestra forma de sentir. Así, nuestros sentimientos determinan lo que nuestro cuerpo procesa y elimina en forma de vibración. Esto se debe a que la mente ocupa el cerebro físico pero, en realidad, no está en él, sino que la mente es más grande que todo el cuerpo físico y se encuentra en cada célula. Es por esto que, si creemos en la enfermedad, las células del sistema inmunológico bajan y nos permiten contraer una enfermedad. Pero si creemos en que nuestro cuerpo es saludable y resistente, nuestro sistema inmunológico tomará esta idea como orden y nos enfermaremos mucho menos. Es que la mente ejerce control sobre el cuerpo a través de la ley de vibración: cada pensamiento es una vibración y cada vibración impacta en nuestro cuerpo y, según este principio, entramos en un círculo vicioso y terminamos atrayendo la misma energía que manifestamos nosotros. Un buen tip para subir la vibración es prestarle atención al cuerpo físico; salir de la mente por un rato y ponerse en contacto con el cuerpo eleva las vibraciones. De esta forma, nos sentimos más centrados y sólidos, fuera de la volatilidad de nuestros pensamientos y emociones.


Pensar antes de hablar
Es fundamental prestarle atención a las palabras que pronunciamos, ya que las mismas crean realidades. En general, para bien o para mal, el lenguaje viene cargado de muchos vicios del pasado que ni siquiera nos pertenecen. Tomar consciencia y elegir qué palabras pronunciar es una buena forma de empezar a crear nuevos pensamientos. “No dejés que de tu boca salgan palabras destructivas, críticas o menosprecio a vos mismo y a otros. Entendé que la mente es tu espacio de ‘puesta a punto’. La mente tiene ley propia: todo lo que pronunciás se transforma en una experiencia. Las palabras son los cimientos que crean tu vida y tu modo de vibrarla”, asegura Claudia, y parece fundamental no dejarlas libradas al azar.

En búsqueda de la vibración
Si bien vibrar alto está buenísimo y lo ideal sería que viviéramos una vida con más buena vibra que mala, como afirma Claudia, “vibrar en alto todo el tiempo es algo así como ser un optimista patológico; es de alguna manera ‘negar’, porque en la realidad alternan permanentemente las oposiciones y en ellas nuestra rica posibilidad de encontrar el equilibrio elaborando la contemplación, la aceptación, la humildad, la diversidad, los límites, el cuidado personal, etcétera”. Universalmente hablando, existen tres niveles básicos de vibración: baja, media y alta. Día a día vamos transitando estos tres escalones de energía y cada uno tiene sus características propias. Pero es cierto que cada ser tiene una tendencia vibracional que lo suele llevar al mismo nivel. Según la ley vibracional, si estamos normalmente en el nivel más bajo, atraeremos personas o situaciones que estén en ese mismo nivel. Por lo que resulta imposible atraer personas o situaciones que tienen una vibración alta si estamos en el nivel más bajo y, si nos mantenemos en este mismo nivel, solo atraeremos cosas que aumentarán nuestro malestar. Si estamos viviendo caos, desamor, enfermedades, problemas económicos, es porque existe una programación que nos lleva a elegir eso. Sin embargo, al centrarnos en nosotros mismos, al trabajar en nuestros pensamientos y creencias, podemos cambiar nuestra realidad. Si buscamos pensamientos de alivio, modulamos nuestras emociones para reconectarnos de nuevo con nosotros. Así, podemos intentar con consciencia que nuestras emociones empiecen a resonar con la frecuencia del bienestar, que es a fin de cuentas lo que todos deseamos, y no con la de malestar, que es a la que muchas veces quedamos expuestos o nos exponemos.


Vibratómetro
Vibra baja: el miedo y la falta de amor propio son los grandes motores de esta vibra, con ella se relacionan todas las emociones negativas. Hasta que no se cambia la vibración, nunca se manifestarán el amor, la salud, la alegría y la suerte en general.
Vibra media: aquí la vida fluye y los obstáculos y problemas son más fáciles de resolver. La persona que se encuentra en este nivel tiene una actitud optimista hacia la vida.
Vibra alta: es el nivel de la iluminación, la paz y el amor universal. Aquí el amor propio es absoluto y suelen ser personas que vinieron a servir a la humanidad.


“Descubrirnos en estado de baja vibra es un acto de humildad y cuidado personal”, Claudia Luchetti

Vibrá alto
No hay forma de elevar nuestra vibración si no somos conscientes de cómo nos estamos sintiendo. Cuando estamos con baja vibra, “primero lo detectamos en el cuerpo, se experimenta una baja de energía. Las personas suelen ser exigentes o no aceptan que la vibración está en baja y ‘hacen fuerza’ con prepotencia al ser, excitándolo a estar ‘bien arriba’. La vida se rige por el sustento llamado amor y el estado de amor es sin fuerza. Descubrirnos en estado de baja vibra es un acto de humildad y cuidado personal”, manifiesta Claudia. Pareciera que la mejor forma para mantenernos vibrando en positivo la mayor parte de nuestra vida es siendo conscientes. Conscientes de que somos para con nosotros y para con los demás, estando conectados con nuestro ser y atendiéndolo. Dafne asegura que “vibrar alto es estar en contacto con mi poder interno, el que me empuja a seguir adelante ante cada imprevisto y me ayuda a estar siempre conectada con mi esencia”. Una vez que detectamos que estamos en baja vibra, tenemos un abanico de posibilidades que nos pueden ayudar a elevarla. “Cuando giramos la atención hacia lo que necesitamos, nos encontramos con el deseo de hacer cosas por nosotros mismos y elevar nuestro autoestima, nuestra creatividad y nuestro fluir”, agrega Dafne. De esta forma, si logramos vibrar en positivo, el universo vibrará a nuestro favor y la abundancia seguro reinará nuestras vidas.

Ideas para vibrar más alto
Pensar, sentir y actuar siempre desde el amor: vibrar en amor es vibrar en prosperidad, en abundancia y en alegría. Y todo eso atraerás.
Agradecer: gozarte y gozar de lo que tenés es el mejor acto de agradecimiento. Agradecé cada día simplemente por ser.
Respirar: hacerlo con consciencia es el puente que conecta el espíritu con el cuerpo, respirarte y ser consciente de tu propia vida te devuelve calma y claridad.
Meditar: tu actividad mental reduce y se crea un espacio donde poder escucharte para poder sintonizarte. Te conecta con vos y te devuelve el equilibrio.
Dormir y descansar: salir de la mente y recuperarla es siempre una buena idea. Además, descansar es una forma de amarte.
Orar o intencionar: no importa en qué creas, pero todos podemos hacer una petición desde la fe y el corazón, lo importante es no apegarse a los resultados.
Conectar con la naturaleza: salir al aire libre a realizar actividades es siempre la mejor opción, sin embargo, desde las visualizaciones uno puede llegar muy lejos.
Hacer lo que más te gusta: cualquier actividad que disfrutes es bienvenida, porque te va a conectar con tu propio ser y eso siempre te empodera.
Practicar ejercicio: poner la energía en movimiento es siempre una buena idea para ponerla a circular. Ojo, pasarse de ejercicio solo hace que tu energía baje.


Para seguir leyendo:
Doce estaciones del alma (Grijalbo), de Dafne Schilling. Un libro para empoderarte de la mano de esta gurú del movimiento que nos impulsa a conectarnos con nuestra esencia a través de sus experiencias personales y ejercicios de empoderamiento.

ESPECIALISTAS CONSULTADOS
Claudia Luchetti
Decodificadora existencial y coach
Redes: @claudialuchetti

Dafne Schilling
Fundadora en Argentina de Yoga Booty Ballet y gurú del movimiento
Redes: @dafneschilling

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