La temporada estival trae tendencias en maquillaje frescas y, sobre todo, que implican poco esfuerzo y cero excesos. La idea es mantener una base natural de maquillaje y, como siempre, resaltar la belleza de la mujer y su bronceado. Ahora más que nunca, el efecto glow es admitido en cualquier look y es la técnica ideal para conseguir dichos objetivos.

Puntos de luz
El efecto glow se consigue a través de iluminadores en crema, mates o satinados y resalta con mucha luz todas las zonas donde hay hueso: frente, nariz, pómulo alto, arriba de la ceja, en la clavícula y los hombros. Es fundamental lograr armonía y elegancia en el maquillaje porque, de lo contrario, dará la sensación de un rostro transpirado.

Este efecto mojado no le queda bien a todos los tipos de piel. Como digo siempre, conviene en pieles jóvenes, sin poros dilatados, arrugas ni líneas de expresión. En pieles maduras, es preferible trabajar con productos más neutros, sin tantos brillos. En estos casos hay que limitar el glow a lugares específicos del rostro: los pómulos, la nariz o la parte superior de los labios.

Brillo en los ojos
A la hora de pensar en los ojos, las sombras se limitan a tonos cálidos, rosados, tierras o corales. Para potenciar el efecto brillante, se cubren los párpados de un gloss transparente. Vienen productos específicos para esta zona o bien pueden improvisar con uno para labios.

Boquitas pintadas
Y a la hora de elegir un color para la boca, una opción segura son las tinturas de labios. No cambian la textura pero sí el color. Quedan súper naturales y en el mercado existen de varias tonalidades. ¡Probalas!