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Silvestre: el nuevo libro de Eleonora Dubini

Autor: Julieta Otero

Con todo el amor y la gratitud que caracteriza a Duba, este libro es un regalo para quienes queremos llevar más consciencia a nuestras vidas o emprendimientos. Su vida botánica quedó plasmada en páginas, letras e imágenes… convertida en una guía completa de cosmética natural, aromaterapia, cuidado de la casa, el cuerpo y el espíritu.

Me imagino Duba, lo feliz que debés estar con tu primer libro…

Ay, Juli… ¡superfeliz! La verdad que fueron dos años de pensarlo, escribirlo… luego quedó un año suspendido su lanzamiento por la pandemia y, la realidad, es que el otro día, cuando me llegó el libro y lo vi por primera vez impreso, fue como un impacto muy grande. Así que me senté a leerlo y ojearlo y lo primero que pensé fue: “uau, dos años, cuánto esfuerzo, cuántas cosas pasaron…”. Pero lo que se me vino más a la cabeza fueron los años previos, como todo lo que me llevó hasta ese libro y me impactó verlo en páginas compilado.

 

Venís del mundo de las letras, imagino que deseabas compilar todo en un libro… ¿no?

Sí, yo vengo del mundo de las letras y llegó un momento que vi todo junto en Instagram y pensé: “qué lindo que se convierta en un libro”… y, a partir de ahí, me visitaba ese pensamiento. Pero cero intencionando ni haciendo nada para que suceda. Y un día me compré un libro de una autora, lo terminé de leer, me encantó… y a la semana me llega un mail de la editorial Penguin Random House, misma editorial del libro que terminaba de leer, y me impresionó… digo, “uau, ¡cómo todo se va uniendo por un hilo invisible!”. Un hilo que nos va uniendo a todos, a las personas. Realmente me sorprendió que una editorial tan grande me lo proponga. 

 

Bueno, al fin y al cabo, inconscientemente estabas intencionando para que eso suceda…

Yo creo que cocreamos todo y, de alguna manera, si bien no lo intencioné desde el plano inconsciente, sí creo que lo fui cocreando con una intención mas sutil o intuitiva. No había convertido esa intención sutil en un objetivo. Por eso desde ese lugar, me sorprendió tanto y me contuvo mucho, porque escribir un libro es todo un aprendizaje lindísimo. El hecho de verlo en papel, a pesar de que el mundo hoy se trata de la hiperconectividad y la virtualidad, ver un saber en un papel es muy increíble. Se vuelve muy real y tangible todo. Va a contra corriente de mi Instagram, por ejemplo, que es un instante, el libro queda, permanece…

 

Me gusta mucho esto de que usás la palabra cocrear y, sobre todo, que incluís a tu comunidad de Instagram en la creación de tus contenidos…

Sí totalmente, porque la verdad es que muchísimos de los contenidos que comparto en el libro son cosas que no me surgieron a mí o que yo necesite. Pero sí son preocupaciones que me fueron planteando desde mi Instagram, entonces el libro de alguna manera, lo mismo que el Instagram, me hace hacer un ejercicio, que yo pongo en práctica lo más que puedo, que es la compasión. Haber escrito este libro fue un ejercicio compasivo porque me obliga a pensar en las necesidades de otras personas, lo que les pasa… Silvestre fue un gran ejercicio de compasión. 

 

"Haber escrito este libro fue un ejercicio compasivo porque me obliga a pensar en las necesidades de otras personas, lo que les pasa… Silvestre fue un gran ejercicio de compasión", Eleonora Dubini

 

¿Y porqué lo llamaste Silvestre?

Me costó muchísimo elegir el nombre, te digo que lo decidí días antes de que entre en imprenta. En realidad fue de mucho pensar, le iba a poner de otra forma y cambié a último momento. Me surgió de lo que me decían en el colegio: “rebelde”. Y yo les decía, “no, no soy rebelde, soy silvestre” (risas). Así que se me vino esa palabra a la cabeza y, como además me encanta el concepto de lo silvestre, de volver a eso que éramos y que seguimos siendo, antes de que lo domáramos nosotros mismos de distintas maneras. Los animales son salvajes, el mundo de las plantas es lo silvestre… todo ese espíritu lo vamos domando de distintas maneras y no siempre de las mejores, entonces me gustó que llevara ese nombre. 

 

Desde tus redes estás invitando todo el tiempo al despertar, me imagino que Silvestre también debe ser una invitación a un cambio de vida y de hábitos… ¿o es más bien para gente que ya hizo el cambio?

Yo creo que inicialmente lo va a abrazar gente que, de alguna manera, tiene incorporado un estilo de vida o esta pensando en incorporarlo. También gente que quiera emprender desde este un mundo. Pienso que el libro, como mi estilo no es imponer, sino que es una invitación a la reflexión a lo largo de todo el libro. Entonces, creo que desde ese lado es más amigable para las personas que se pueden abrir a estos conocimientos, empezar a incorporar pequeños hábitos y a comenzar a tomar un poco de consciencia sobre la naturaleza. Mi idea al escribir el libro fue recorrerlo en todo momento como con un espíritu de reflexión, para ayudar a esas personas que les llega a su vida con la idea de aprender sobre algo e intentar ayudar a que despierten y se conecten con su espíritu silvestre. 

 

¿También lo pensaste para aquellas personas que desean emprender?

Sí, la verdad que todo este tiempo que estuve dando talleres, en general muchas personas que  los toman, y especialmente ahora en estos tiempos tan duros, lo hacen para emprender, para salir adelante…así que yo pensé este libro también para que quien necesite emprender, pueda emprender, no necesite venir a mis talleres… yo enseño a hacer jabones en este libro exactamente de la misma manera que lo hago en mis talleres. Y así con todos los productos, me parece que si uno mezquina su saber se recibe distinto. Creo que es una responsabilidad lindísima el hecho de que alguien te lea para aprender. Yo me imagino a la gente que viene a mis talleres o lee mi libro que abren el libro y abren su mente y su corazón para aprender. La apertura mutua está, es la cocreacion de la que yo te hablaba. Y la relaidad, es que no todo el mundo puede tomar un taller, por cuestiones económicas, tiempo, lo que sea… y el libro está ahí y es atemporal. Si bien hay algunas recetas técnicas, el libro también apunta a alguien que nunca hizo nada de esto en su vida. 

 

Escuchándote, con todas las reflexiones hermosas que traes siempre Duba, me surge la pregunta si el libro es sólo práctico o también compartís tus pensamientos, que son hermosos…

La mayor parte del libro son recetas prácticas, todas atravesadas por distintas reflexiones y, al final, tengo un capítulo de Ecología espiritual. En este capítulo, comparto prácticas para fomentar la reconexión con la naturaleza. Si bien es el capítulo más corto, es el capítulo que yo más valoro. 

 

¿Cómo definirías la ecología espiritual?

Es esta idea de interconexión, interdependencia… así como el libro lo cocree con las demás personas, las hojas de este libro no son posibles si no hubiese árboles, esos árboles no serían posibles si no hubiese sol, yo no sería posible si no hubiese lluvia… hay una interconección que se vuelve muy palpable en un libro, en algo físico. Un poco lo que hace la ecología espiritual, es revelear esa consciencia más profunda, como la sabiduría más intuitiva, sentirnos parte del mundo. La realidad es que yo soy todos los animales, todo lo que era mi padre, mis abuelos, mis ancestros… pero además de todo eso, que yo soy, soy la arena en la que jugaba mi abuela cuando era niña, soy el sol que tomaba mi mamá en la playa, yo soy la lluvia que me moja, yo soy todo eso… se que es difícil llegar a sentirte de esa manera. Pero la realidad que estar separados de la naturaleza nos fue creando un montón de dificultades y de malestares físicos y emocionales. Vamos separándonos cada vez más de la naturaleza y vamos en el medio manipulando desde nuestro propio cuerpo, pensando en las imágenes que se ven en Instagram y contaminando nuestro propio ser. Separándonos de nuestro espíritu silvestre. Entonces, caemos en el consumo desmedido, que no es más que agua salada para calmar la sed; la radicalización, que lo que hace es generarte soledad y aislamiento; la hiperconectividad, que en el fondo nos desconecta de lo que somos…

 

Eso pensaba Duba, porque es como que estamos todos con la vara de productividad muy alta, con esta cosa de querer generar todo el tiempo y dejando en el camino ese tiempo para conectar con nuestro ser silvestre…

Sí, porque además es lo real en el fondo. Por ejemplo, el mar… viste la famosa expresión “entro al mar y me olvido de todos los problemas”… En el fondo, esa sensación de sacarse de encima los problemas por un rato, esa sensación de liviandad… lo que no sabemos preguntarnos es, eso que no sentís por ese rato, ¿quién lo sostiene? Esa sensación que tenemos de “entro al mar y me olvido de todos los problemas”, ahí algo o alguien que te está sosteniendo todo eso mientras vos descansás un rato. Y eso es la Tierra, la naturaleza, el mar, es que vos de golpe estás presente… la inmensidad del mar te mutea, te silencia los pensamientos, hay paisajes que te dejan sin palabras, que no podés no sentirlos, están ahí y son imponentes.

 

Qué lindo este pensamiento para los momentos que estamos viviendo…

Sí, es que es así. Estamos parados en una Tierra que nos sostiene, pero que nos sostiene sobre todo de una manera linda. Y sostiene a millones de personas y millones de especies, a lo largo de los millones de años y pasando las peores situaciones… hay alguien que te sostiene. Entonces, para mi el hecho de revelar esto que te decía, trae la consciencia más profunda. Y pensar esto, en este tiempo, donde tanta gente se siente en soledad, sentirte sostenida y contenida por toda una red, es hermoso. Cuando estás sufriendo, pero sabés que hay una red que te esta sostiendo y de la que sos parte, es hermoso saber que podés descansar en esa red, porque te va a sostener. La Tierra me dio la vida y, a pesar de todo lo que yo hago a lo largo de la vida, en contra de la Tierra, sin querer, igual la Tierra me recibe con el mismo amor con el que me dio la vida. Me parece que ahí hay una lección de compasión inmensa, hay como una mirada de no juzgarse, de no castigarte, no hacerte sentir ser destructivo… 

 

Me imagino que cuando hablás de todo esto, surge la pregunta de cómo empezar a sentirse así, ¿no?

Esto suena muy poético y la gente me lo pregunta. Por eso en el libro intento compartir algunos ejercicios prácticos para empezar a reconectar. Porque no es que yo un día me levanté y dije “ay, siento que la Tierra me sostiene y que los pajaritos me cantan” (risas). No, fue todo un proceso, un recorrido, entonces me pareció importante incluir estas pequeñas prácticas que nos ayuden a conectarnos con la que yo creo que es la red más importante de todas: la red de la vida. Y a recuperar esta intimidad con la tierra, cuestionarnos un poco todos los mensajes que fuimos recibiendo, de quienes somos, en lugar de cuidadora pasiva de este jardín y no incluirnos como parte de esa belleza que, además tiene una necesidad de cocrear, de reproducirse para pasar a ser parte y sentirnos igual de bellas que los pájaros, las flores, los animales… Y como soy parte, que es un privilegio, dejar de ser cuidadora es un privilegio, pero que viene con una responsabilidad, no como el deber hacer, sino cuando vas despertando de esta manera te nace naturalmente el cuidado, porque amás. 

 

Pensaba, mientras te escuchaba todo lo hermoso que decís, que un poco tu propuesta de producirte tus propios productos, ya te acerca a este rol activo… ¿no?

Sí, total. Dejar el rol pasivo, como consumidora de lo tomo de una góndola. A un rol activo, de preguntarnos qué necesito yo, no qué necesita la modelo que esta la publicidad. ¿Yo necesito ese shampoo? ¿Yo necesito ese producto que me lacia los rulos? Empezar a hacernos esas preguntas, ya nos quitan de ese rol pasivo. Y así vas recuperando el control de tu individualidad real, no lo que me imponen que debo ser o comprar, si no lo que yo realmente necesito. 


MÁS INFO

Eleonora Dubini

Instagram: @mividabotanica

Libro: conseguilo aquí

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