Belleza y Salud
Belleza y Salud | Bienestar

Un libro para volver a revalorizar las pausas y sumarlas a nuestra vida

Autor: Julieta Otero

Vivimos corriendo, “sin tiempo” y bajo la presión de tener que producir cada vez más… en esta entrevista, charlamos con Robert Poynton, autor del libro Pausa, sobre todo lo que las pausas tienen para darnos y sus efectos positivos en nuestra vida y salud mental.

Tu libro Pausa, nos invita a revalorizar lo que justamente la pandemia nos trajo con el confinamiento… ¿creés que realmente, entre todo lo negativo, supimos darle valor a esa pausa “obligada”?

Yo creo que se puede ver un paralelismo entre lo que está pasando en la sociedad en general y a lo que pasa en los individuos, ¿no? Yo digo en el libro que, si no tomas una pausa en algún momento, la naturaleza te va a obligar. Que, en el caso de un individuo, es un ataque de ansiedad o burnout… Y ,a nivel social, somos una sociedad cada vez más interconectada por todos lados, cada vez más acelerada. Eso tiene muchos beneficios, pero también tiene unos riesgos, y la pandemia es uno de ellos. Entonces, ese espacio nos ofrece la posibilidad de contemplar y reevaluar, lo que estamos haciendo a nivel individual, en el caso de burnout, y a la escala colectiva, en el caso de esta pandemia. Y en ambos casos, pienso que siempre está la misma gama de respuestas. Hay gente para la que le es demasiado y lo que quieren es volver. Les supone demasiada ansiedad y les dificulta el cambio, les da terror. Luego está la gente que lo ve como un inconveniente, que está confundida, que no sabe… Y luego está la gente que tiene una respuesta creativa. Y no sé en qué proporción puede haber esas tres respuestas, incluso más, pero sería una lástima que no tomemos esto como una oportunidad para reflexionar, de una forma bastante profunda. De plantearnos las preguntas y dudas que son convenientes, y son importantes en este momento. 

 

¿Cuál creés que es el grupo de gente que prevalece?

Mi observación en este momento, yo estoy conectado con muchos países, en especial España, Reino Unido, Estados Unidos… y me sorprende y decepciona la cantidad de gente y empresas que hay en ese primer grupo. “A ver si podemos volver”, ¿no? Eso me parece que pierde de vista, eso de que el mundo como venía no tenía buen rumbo, muchos conflictos, muchos problemas, mucha desigualdad… Un porcentaje de gente cada vez más estresada, con un porcentaje de desempleo alto. A la vez creo que las respuestas creativas son muchas, muy variadas, y van a tener efectos insospechados, que no yo preveo, pero intuyo.

 

Sí pero siento que, a veces, se confunde la respuesta creativa con subirse a una ola de superproducción que solo nos aleja de nuestro ser…

Sí, exacto. Yo mismo en el primer confinamiento, en Inglaterra con Miranda, que es la editora allí, diciéndome, “este es tu momento, has escrito un libro sobre la pausa y otro sobre la improvisación”… Lo cual me causaba mucha ansiedad… ¿qué es lo que tengo que producir?, ¿escribir artículos, hacer video conferencias…? Entonces, es muy comprensible que tengamos esas respuestas, porque hay que ver un poco más allá y ver que nos hemos convertido en máquinas de producción. Y utilizar el cambio de ritmo, como para plantearnos: “ok, estamos produciendo”… pero, ¿qué? ¿para quién? ¿con qué propósito? Utilizar ese pequeño espacio para analizar nuestros propósitos e intenciones. ¿Estoy realmente produciendo para mí? ¿O para impresionar a los demás? ¿Para mantener una imagen que no es real o para ser ingredientes para las máquinas enormes de redes sociales y convertirnos en números para estadísticas de redes sociales y que ellos lo vendan? Pero eso necesita un nivel de reflexión, que no se acostumbra. Entonces, estamos un poco en un círculo vicioso… 

 

Si, y muchas veces esas pausas que hacemos son haciendo algo que no nos deja, justamente, pausar… ¿no?

Con respecto a la pausa sí, podemos incluir pequeños espacios, unos minutos, tomar un café mientras no escuchas música, no lees la prensa, no utilizas Instagram… ahí dejas un espacio para poder ver qué es lo que te está pasando dentro, ¿no? Y poco a poco ir trabajando en eso, que es único para cada uno. Si no hay ese espacio es muy difícil que conectes contigo mismo, como para ver ¿qué es lo que necesito, qué es lo que deseo, qué es lo que me sobra, qué es lo que me tiene esclavizado…?

 

Escuchándote se me viene a la cabeza lo que planteás de que la gente “superocupada” son los nuevos vagos… ¿cómo podrías explicármelo?

Lo que quiero decir con eso, es que es cuestión de elección. Estar siempre ocupado o siempre corriendo es no elegir. Es seguir en lo mismo, mantener todo como está. Si todo está fenomenal, bueno, no cambiamos nada. Pero si queremos cambiar algo, queremos aliviar algo, queremos crear algo, hace falta el hueco, para contemplar qué es lo que estamos haciendo. Entonces, es en ese sentido en que yo hablo de vago o perezoso, en no tomar ese pasito como para elegir. Es perezoso porque no estás cuestionando. Es una evasión, porque es aceptar la norma social, que refuerza y amplifica eso de estar ocupado.

 

Y justamente nos educaron a eso, a trabajar para vivir, a sobreproducir, a que “el éxito se mide por el poco tiempo que tenemos”….

Exacto. Eso también es vago, porque estamos aceptando el pensamiento del otro, porque es lo que nos dicen, lo que nos venden, lo que nos educan. ¿Y realmente es lo que yo quiero? ¿Me va bien o es lo que me han vendido? Entonces, en ese sentido, estar siempre ocupado, es vago porque es una evasión a las elecciones que tiene uno mismo. Y yendo a punto extremo, es como una traición a uno mismo, ya que estás siguiendo la corriente común, que igual te va bien. ¿Pero cómo lo sabes, si no has parado a contemplar? No hay receta mágica, pero lo que sí creo, con respecto a lo que hablábamos de la pausa, es que nos sirve para ver la relación no solo con el tiempo, sino con nosotros mismos, y tener una idea de lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Entonces, eso es un poco el meollo del tema. 

 

¿Qué pensás sobre buscar el equilibrio?

La expresión de equilibrio me parece una ecuación tan poco útil. Porque eso supone que en el trabajo no hay vida, y que en la vida no hay trabajo. Si tienes un trabajo en donde no hay vida, es un trabajo muy pobre, muy mecánico, insatisfactorio para uno mismo. Y si alguien piensa que, en la vida, las relaciones, la familia, los amigos, no es trabajo, pues ojo, porque necesita un esfuerzo, un compromiso. Esa ecuación contrapone dos cosas, por lo tanto, no te sirve, para organizar tu vida. Sin embargo, está bueno pensar, ¿dónde puedo tomar una pausa? ¿será cuando me bajo del auto? ¿antes de entrar en mi casa? ¿o entrar en una reunión? ¿al terminar una reunión por Zoom? ¿o necesito un fin de semana en el campo? ¿o necesito una hora al día para mí sólo? Lo que sea… Y ahí es donde tenemos que probar y experimentar con uno mismo, y ver qué es lo que funciona y, si no funciona, probar otra cosa.

 

Se me viene a la cabeza, una frase que leí en tu libro: que el ser humano se pone en marcha cuando aprieta el botón de pausa y estas pausas son terreno fértil para que sucedan muchas cosas…

Dentro de nosotros hay elementos que funcionan a ritmos distintos. El ritmo emocional, no es el mismo que el ritmo intelectual o cognitivo o el ritmo físico. Si yo me pongo a picar piedra en el jardín, la mente se aburre enseguida, y no he hecho nada, es muy rapidito. Pero el esfuerzo físico necesita un plazo más largo. En el mundo moderno, un valor de la pausa es que te abres hacia las partes de uno mismo que funcionan en otro plano, fundamentalmente con otro período. Y si estás yendo al ritmo de la mente, a gran velocidad, ¿dónde están esas otras partes? ¿dónde tienes el hueco para poder sentir una emoción de verdad? Y el hecho de que sentimos cosas, no quiere decir automáticamente que sepamos lo que sentimos. Hay que tomar un tiempo, para explorar qué es lo que siento, cómo lo siento… Entonces, estamos limitándonos a una parte muy potente, que es la mente, lo cognitivo, pero eso solo una fracción de lo que es la vida de una persona.

 

Todos tenemos la sensación de que no hay tiempo y, aquí, es donde decimos pare. Y no hace falta mucho. Y esa presión que uno siente, no es falsa pero tampoco verdaderamente absoluta. ¿Quién no tiene treinta segundos aquí, tres minutos, una hora cada dos meses, una semana cada dos años…? Esto hace mucho más ligero el resto del tiempo.

 

Claro, encima estamos como muy mentales… y eso se ve también en la cantidad de gente con ansiedad, trastornos de sueño…

Esa parte que nos contamos en palabras que lo que importa son las ideas, los conceptos, inteligencia y pensamiento y todo lo que conlleva, es el que excluye esas otras partes que necesitan otro tiempo como para ser reconocidos. Y esos cuando no están escuchados ni contemplados, se hacen presentes de otra manera, como trastorno de sueño o el caso extremo que puse, colapso físico o nervioso.

 

A mí me pasa que cuando hago una nota o siento algo muy fuerte dentro mío, necesito tiempo para procesar y poder cambiar el ángulo de visión… en ese sentido pienso que, al final, las pausas no son algo inactivo….

Claro, las pausas nos dan cierta distancia, entre tú y tu trabajo, por ejemplo, lo cual te permite acercarte desde otro ángulo. Y ver cosas que no has podido ver cuando estabas demasiado cerca, ¿no? ¿Para qué sirven las pausas? Para tomar distancia, para conectar con nosotros mismos, para crear huecos, para que los demás se acerquen a nosotros, para permitirnos explorar otros campos, ya sea el físico, o para leer un libro, película que no veríamos, o para conversar con alguien y ser estimulo creativo, ¿no? Yo invito a cada uno a pensar: ¿qué es lo que hechas de menos? No utilizar la pausa como descanso sino como una oportunidad creativa. Y para mí, la pausa es parte de la acción, no en contra de la acción. Y eso lo vemos en todos los ámbitos, el actor que sabe justo cuando hacer una pausa en un teatro, un deportista, el sabio que escucha más y deja que otros hablen y, por lo tanto, cuando habla, todo el mundo le hace caso… Es un elemento fundamental en la acción, tener esas pausas y ver dentro de lo que es la acción. Es una integración.

  

Y nos enseñaron básicamente que tenemos que tomarnos descansos largos, cada mucho tiempo y escuchamos desde que nacimos “no tengo tiempo”, ¿no?

Este tema me fascina, porque leí la biografía de Isaac Newton que nos dio esta idea, en el siglo XVII. La idea de que el espacio y el tiempo son cosas objetivas, no existe. Es interesante porque tenemos posibilidad de ser autores de nuestra concepción del tiempo más de lo que parece. Y esa idea de que no hay tiempo y de que es limitado, no es ni verdad en la física. Entonces estamos captados por una idea muy útil pero que nos ha tomado de rehenes. Y si te paras dos segundos, vas a ver lo diferente que te sientes. La pausa perdura en el tiempo, más de lo que uno podría suponer.


MÁS INFO

ROBERT POYNTON

Instagram@robert.poynton

 

KOAN

Instagram: @koan.libros

Webkoanlibros.com


Comentarios

Enviá tu comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Notas Relacionadas

Ingresar

Para ver nuestras Revistas, debe ingresar su e-mail