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Adios a la mirada ajena o cómo hacer que no te importe lo que piensen los demás

El miedo al qué dirán siempre nos asecha y está tan arraigado a nuestra sociedad que nos cuesta reconocerlo. Paula Durán, Psicóloga experta en ansiedad, autoestima y relaciones, nos anima a dejar de amargarnos la vida por algo que ni siquiera controlamos.

¿Cuántas cosas has dejado de hacer por el miedo al qué dirán? Talentos ocultos, amores no reconocidos, trenes que pasaron y nunca volverán, vestir con tu propio estilo sin seguir la moda, declaraciones que se quedaron en el tintero, alargar el último adiós, seguir el camino de lo que se espera de ti… Imaginá que las personas que están a tu alrededor no tuvieran derecho a opinar y fueran meros espectadores de tu vida: ¿habrías conducido tu vida de la misma forma?, ¿tendrías el mismo trabajo?, ¿te rodearías de las mismas personas?, ¿habrías estudiado lo mismo? Hay veces que las personas, de forma involuntaria, buscan la aprobación de los demás; otras, simplemente lo hacen por la necesidad de agradar o para que otras decidan sobre sus actos y liberarse así de las consecuencias. Pero, ¿tan importante es la opinión ajena que incluso llega a ponernos en duda o nos lleva a deshacer nuestro trabajo?

 

“La búsqueda constante de aprobación llega a consumir nuestra energía. Además, nos hace actuar como si no tuviéramos criterio propio”

 

¿Dónde está puesta tu mirada?

Desde los tiempos más remotos, la sociedad ha apoyado el hecho de buscar la aprobación del otro para validar nuestros actos: la necesidad de aprobar exámenes para superar cursos, de obtener un permiso de conducir para poder circular en coche, de seguir la moda para pertenecer, de superar un examen cuya nota decidirá nuestro futuro profesional… y todo ello depende de la valoración de otra persona, –alguien que está evaluando nuestros conocimientos desde su punto de vista. Ahora bien, ¿por qué algunas personas se ven más afectadas o necesitan la aprobación de otras para tomar sus propias decisiones? Es cierto que existe una serie de características que puede incrementar la necesidad de validación por los demás. A continuación, paso a nombrarte alguna de ellas:

 

Tener una baja autoestima: cuando tenemos una percepción de nuestra persona que nos impide vernos como suficientes, tendemos a buscar la validación de los demás para confirmar que somos capaces de lograr nuestros objetivos.

 

·Haber formado parte de un entorno crítico: cuando la crítica ha estado presente en diferentes momentos a lo largo de nuestras vidas, es más probable que estemos repletos de inseguridades que dificultan la toma de decisiones propias, lo que hace que tengamos mayor necesidad de buscar aprobación en los demás.

 

·Rechazo social: ya sea por condiciones físicas, psicológicas y/o sociales, el rechazo social nos hace sentir vulnerables y nos dificulta mostrarnos tal y como somos a fin de no volver a experimentar esa sensación de exclusión.  

 

·Estilos de crianzas: cuando el estilo de crianza con el que hemos crecido se caracteriza por la autoridad, la sobreprotección y/o el castigo, donde nuestros padres han tenido que revisar nuestras acciones para aceptarlas y validarlas, es frecuente que con el tiempo continuemos buscando a otras personas para que evalúen o revisen nuestros actos.

 

·Miedo al rechazo o la soledad: las personas somos gregarias por naturaleza, es decir, tenemos la necesidad de pertenecer a un grupo. Cuando la inseguridad y baja autoestima hacen que temamos el hecho de quedarnos solos, ser rechazados o simplemente no ser aceptados por un grupo, nos comportamos de la manera que la sociedad espera que lo hagamos. 

 

·Relaciones tóxicas: la dependencia emocional suele jugar un papel importante en estas relaciones. Es frecuente encontrar a personas que tras haberlas abandonado se encuentran abatidas y parecen haber perdido su propio criterio, incluso a la hora de tomar decisiones, delegando su opinión en el resto en busca de aprobación.

 

 

Volver a nuestros ojos

¿Alguna vez has pensado lo agotador que es pasar la vida fingiendo ser quien realmente no eres por el simple hecho de agradar? La búsqueda constante de aprobación llega a consumir nuestra energía. Además, nos hace actuar como si no tuviéramos criterio propio, como si hubiéramos perdido, o incluso nunca hubiéramos encontrado el poder de decidir. Cuando nos dedicamos a complacer al resto, perdemos nuestra propia esencia y autonomía. ¿Alguna vez escuchaste que es imposible agradar a todo el mundo? ¿Que tener la misma opinión que el resto no te exime del rechazo? ¿Que vivir constantemente pendiente a los demás no te hace más libre?

 

“Cuando nos dedicamos a complacer al resto, perdemos nuestra propia esencia y autonomía”

 

POR: Paula Durán

Psicóloga general sanitaria 

Experta en ansiedad, autoestima y relaciones

Instagram: @cirujana_emocional  

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