Te fuiste de viaje justo antes de que arranque la pandemia y tuviste una vuelta complicada para llegar al país en pleno estado de alarma mundial. ¿Cómo lo ves a la distancia?
Con la distancia lo vi como un viaje desafortunado. Para colmo, tuve un par de señales que me dijeron que no viajara, sin embargo, estaba tan decidida y con tantas ganas que viajé igual. Casi siempre consulto el I Ching antes de tomar una decisión y esta vez me salió el aquietamiento. Y lo pensé más desde lo laboral, me dije que quizás este año era un año para frenar un poco y disfrutar. Pero nunca pensé que iba a estar quieta literalmente. En el viaje al principio la pasé muy bien, pero después fue de mucha adrenalina por todo lo que estaba pasando y el no saber si podría volver. Seguramente, con el diario del lunes no hubiese viajado.

Tenés una búsqueda mística, entonces…
Bueno, en realidad creo en varias cosas y a la vez no creo mucho en nada (risas). Hago las cosas que me sirven y que en ese momento siento que me van a hacer bien. El I Ching es un libro que, quizás parece una locura, pero es un apoyo para mí en algunas ocasiones, me ayuda a tomar decisiones. Igual, esto es algo que lo tuve desde siempre, desde muy chica, siempre fui de pedir señales para tomar decisiones y este libro hizo que todo sea mucho más sencillo.

¿En qué otras terapias te has apoyado?
Creo mucho en la terapia psicológica, creo que es algo que todos deberíamos hacer para ser mejores personas y tener un espacio para decir las cosas que, quizás, uno no dice porque es políticamente incorrecto o por miedo… Es un espacio interesante que te ayuda a crecer. La astrología es algo que me parece superinteresante y en lo que creo a full porque tengo amigas que saben mucho y me enseñan. Pero también creo mucho en el trabajo, siento que ninguna de las cosas que uno desea llega sin el esfuerzo, la perseverancia ayuda al 100 %.

Bueno, vos sos un fiel reflejo de eso, laburás desde los siete años…
Sí, laburo desde muy chica. Con el tiempo me di cuenta de lo que significa haber trabajado desde tan chica. Me parece que me trajo un montón de satisfacciones y hoy en día sé que puedo vivir más tranquila, pero también me parece que es un precio bastante alto el que paga uno con respecto a la autoexigencia, la superresponsabilidad y todo eso.

“Creo mucho en el trabajo, siento que ninguna de las cosas que uno desea llega sin el esfuerzo, la perseverancia ayuda al 100 %”

Imagino que tuviste que trabajarla bastante…
Sí, no es tan fácil (risas). Principalmente, trato de concientizarme y estoy un poco en ese trabajo de abrazar a mi niña interior que trabajó desde tan chica. Viendo el tema de la autoexigencia y perdonarme algunas cosas. Tratando de estar más relajada laboralmente, esto de la cuarentena me parece un poco fundamental para mí, hace muchos años que no recuerdo estar tres o cuatro meses seguidos en mi casa sin estar 100 % activa. Me parece una enseñanza sobre todo.

Sos “culo inquieto” por definición. ¿Cómo vivís esta quietud?
Con todo el estresazo que pasé con la vuelta del viaje, el llegar a mi casa me hizo relajar un montón. Me permití descansar, mirar mil series, estar en el sillón sin hacer nada… Y después tengo días muy ansiosos y tengo otros que son superproductivos copadamente. Es como que voy teniendo distintos días, la verdad, pero, en general, superproductivos. Voy del piano a la compu, tomo clases de yoga online, hago un montón de cosas… es mi manera de ser.

Porque sos supercreativa además. ¿Cómo canalizás toda esa creatividad en tu casa?
Mirá, hoy, por ejemplo, hice un workshop de velas y así estoy (risas). Voy haciendo varios cursos, estoy aprendiendo cosas todo el tiempo, soy muy curiosa, me encantaría saber de todo… Creo que así desquito un poco mi ansiedad, básicamente (risas). Creo que el ser “culo inquieto” es una ansiedad muy grande que tengo y, bueno, la voy canalizando. Trato de ser consciente de ella, por ejemplo, mi novio es re tranca en general y tenemos energías muy diferentes, entonces al verlo a él trato de aprender que se puede vivir de otra manera…

Justo en esta edición, hablamos sobre cómo encarar la vida de ahora en adelante, después de todo lo que nos está pasando… Creo que vos también estás en esa, ¿no?
Sí, re. Creo que hay un montón de cosas que nos deja todo esto que tiene que ver con la salud, como ser más conscientes del otro, el tema de la higiene… Y que también nos demostró que vivimos a mil. Creo que está bueno esto de hacer menos cosas en el día, entender que si no llegamos a hacer algo no pasa nada, que hay más días. Yo, por ejemplo, también estoy trabajando el estar más presente. Si estoy lavando los platos, estoy lavando los platos. Si estoy cocinando, estoy cocinando… Digo, tratando de estar lo más presente posible para que mi cabeza no esté pensando todo el tiempo que tiene que hacer otra cosa. Creo que son momentos para conectar con lo de adentro literalmente, me parece que el trabajo es interno. Y también me parece que es importante lo que nos deja la tecnología esta cuarentena, nos da una libertad y un poder de conexión que están buenísimos

¿Qué otras enseñanzas te está dejando el estar en casa?
Hace un tiempo que empecé a tomar consciencia sobre la ecología y la sustentabilidad. Me empecé a sentir mal cada vez que tiraba un plástico a la basura, por ejemplo. Y, bueno, tuve la suerte de dar con Eco House, que es una fundación sin fines de lucro que fomenta la sustentabilidad y la consciencia ecológica. Y así entré en un camino de consciencia que, una vez que despertás, no podés volver atrás. Ojo, yo hace un año no separaba la basura y sé que tengo un montón de cosas por cambiar, por ejemplo, no comer carne. Empiezo a creer que está mal comer carne pero aún no la dejé, aunque siento que voy camino a eso.

Sí, ir paso a paso…
Sí, creo que no hay que ser radicales con los cambios porque si no, no se pueden sostener. Así que empecé por lo que más me pesaba psicológicamente, los residuos, y te digo que es un re laburo: separo todos los plásticos, los lavo y, una o dos veces por semana, voy a tirar el plástico a un punto de reciclaje. Ahora también estoy haciendo compost, que consiste en separar el material orgánico que son casi todas las frutas y verduras —digo casi porque, por ejemplo, los cítricos le hacen mal al compost— y un montón de cosas como la yerba o el café que, en vez de tirarlos, puedo generar abono orgánico para mis plantas. Es una locura la vida que se genera en este cuenco donde hago el compost en mi balcón. Creo que el compost es una manera de hacerte responsable de tus residuos.

Y en cuanto a lo laboral, ¿cómo te agarró este momento?
La verdad que para los artistas esto es muy difícil. Por suerte yo este año tenía pensado tomármelo muy tranqui, a las cosas que fueron apareciendo les dije que no. Laburé tanto el año pasado que este no tenía grandes expectativas en cuanto a lo laboral. En general, le pongo todo mi corazón a lo que hago, así que trato de que la ansiedad no me gane y elegir cada cosita que hago. Después, estoy con Come to mama, un emprendimiento que tengo con una amiga, Mel Soldo, que es como un museo de cosas, una marca en la que cada objeto tiene nuestra curaduría y en la que encontrás cosas que no hay en otros lugares. Come to mama es como un concepto, tiene un sello propio, donde hacemos todo con mucho amor y con el objetivo de buscar la diferencia.

PING PONG
Un aroma: Sándalo.
Un libro: Éramos unos niños.
Un artista: Picasso.
Algo que te saque de quicio: cuando se cuelan atrás de la ambulancia.
Algo que te de calma: el atardecer con sol.
Una virtud: laburadora., ¡ah, re aburrido! (risas), honesta.
Un defecto: orgullosa.

TEXTO: Julieta Otero / FOTOS: Julieta Alzúa / ESTILISMO Y ARTE: Picu / MAKEUP: Marianela Fidalgo / AGENCIA: Paula Aisenberg