Si me preguntan, podría decir que tengo una relación de amor-odio con los conjuntos deportivos. Pero, ¡hay que bien se sienten! De todas formas, es una realidad, volvimos a las prendas deportivas porque el confinamiento no nos dejó opción. Y las idas y vueltas de la industria de la moda tampoco. Venimos de los claros años noventa entrando de lleno a esa era en donde creímos que nunca más íbamos a estar: los horrosos 2000. Sí, sí señoras… es que si ahora uno quiere estar en la última, tenemos que abrir nuestros álbumes de fotos del recuerdo para inspirarnos.

Pero de vuelta en estos conjuntos deportivos, es cierto que el confinamiento fue un gran impulsor para que intentemos amar a estas prendas, que no solo quedaron para estar en casa. Si revisamos las pasarelas de esta temporada, las prendas comfy son un hilo conductor entre esas personas que diseñan y nuestra vida diaria. Por fuera de los Fashion Weeks, las mujeres que marcan tendencia alrededor del globo, también optaron por estos looks, pero nos enseñan cómo darles ese toque justo de glam para no caer en Britney en su peor momento. 

Yo me río sola al imaginarme a Balenciaga viendo un buzo en su nueva colección, ¿qué quiere que les diga? Pero Celine, Dries Van Noten, Miuccia Prada… por nombrar algunas, nos terminan de revelar que esto es un hecho. Si miramos hacia atrás, estas prendas vienen de una lucha eterna a lo largo de la historia, tiempos de amor -como los que estamos viviendo actualmente- y tiempos en los que, usarlas, es sinónimo de que la moda es lo último que te importa en esta vida. Allá, por el1920, el italiano Thayaht en pleno movimiento futurista creó este conjunto sin, tal vez, imaginarse la historia de amores y desamores que crearía por detrás. Tampoco siquiera pensando en que los ochentas serían la década que, gracias al hip hop y el breakdance, popularizarían a estas prendas para llegar a hoy ser un look tendencia de Instagram. Vaya vueltas de la moda… 

Pero con tanta vuelta histórica, lo positivo es que lejos de venir esta vez a decirnos “usame en versión conjunto buzo-pantalón”, aunque también se admite, cada una puede adoptar su propia aventura. Buzo con falda, jogging con tacones, con aires vintage, con prendas de sastrería y hasta prendas reversionadas con capuchas o bolsillos canguro… cada quien elegirá cómo llevarlas pero, sin dudas, pocas serán quienes este invierno estando en casa, no volverán a caer rendidas ante su comodidad.