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Valeria Mazza

Autor: Julieta Otero

Presentando su nueva docuserie, Valeria Mazza: Un sueño Dorado, por Paramount+, charlamos a corazón abierto con la supermodelo y empresaria sobre su nuevo proyecto, su vida, su carrera y sus deseos más profundos.

Estás a punto de estrenar tu docuserie, ¿cómo te sentís con eso?

La verdad estoy feliz, muy entusiasmada. Hace casi dos años que empezamos a idear todo esto, a trabajar en el proyecto, a armar el equipo, y se empezó a filmar en mis festejos de los 50 años que, en realidad, es el final, pero bueno, esas fueron las primeras grabaciones. Así que muy entusiasmada, con ganas de conocer la repercusión de la gente…

 

Bueno yo te puedo decir que a mi me pareció fascinante y superinspiracional…

Qué lindo que mencionás inspiracional, porque creo que la idea es esa. Cuando empecé a pensar que quería hacer televisión, después de mucho pensar me dije: “¿qué mejor manera que contar mi historia?”. Y pensando justo en eso, en que sea inspiracional y que sea una historia que tal vez pueda servirle a mujeres que se sientan reflejadas, más allá de que estén en el mundo de la moda o no, mujeres que son emprendedoras, que trabajan, que tienen una familia y que tienen que conciliar esos dos mundos que se hace, la verdad, muy difícil. Poder mostrar cómo es la construcción de una carrera, que no todo es de un día para el otro, no todo es fácil y que lo que aparece en la foto es simplemente eso, ¿no? Como el momento, pero que detrás de eso hay un trabajo enorme y mucha gente dedicada.

 

Me pasó exactamente eso de decir, wow, qué carrera, qué construcción, qué etapas evolutivas… pero también lo llevé a mi plano y me hizo reflexionar sobre mis propios pasos…

Para mí fue muy lindo y muy conmovedor, como revolver y trabajar un poco en mi memoria. Y, tal vez, reencontrarme con un montón de gente que hacía mucho tiempo que no veía y que son parte de mi historia y convocarlos para que también vayan contando y me ayuden a reconstruir esta historia. Y, la verdad, es que hoy miro para atrás y digo, wow, todo lo que hice y siento que en algún momento, lo digo en la serie, fui muy valiente en tomar determinadas decisiones y que en ese momento tal vez no era tan consciente, por la edad, por la inexperiencia. Creo que cada vez que vos tomás una decisión es como que vas eligiendo un camino y ese camino te va llevando y, obviamente, a veces nos equivocamos y bueno creo que la vida siempre te da la revancha como para retroceder y volver a empezar. Creo que hay cosas que fueron como espontáneas y salieron bien y hay otras que fueron muy pensadas.Y ahí lo digo en plural porque tiene mucho que ver Alejandro, mi marido, que juntos fuimos construyendo, digamos, la carrera, pero a la vez la pareja y la familia. 

 

Hoy miro para atrás y digo, wow, todo lo que hice y siento que en algún momento, lo digo en la serie, fui muy valiente en tomar determinadas decisiones y que en ese momento tal vez no era tan consciente, por la edad, por la inexperiencia

 

Cuando preparaba la entrevista pensaba en eso, en esa conjunción. Porque sos acuariana, con todo esto de la independencia y la libertad, pero a la vez tenés un costado muy familiero, ¿cómo se conjugaron esas energías?

Al final de todo el proceso decidimos ponerle al nombre la palabra sueño, tenía que estar en el nombre de la serie porque creo que he sido como una gran acuariana, soy muy soñadora y creo que por un lado también lo que me pasó fue un sueño y yo nunca lo deseé ni lo busqué. Estar en el mundo de la moda, estar en frente de una cámara, ser famosa…Yo de chica tenía como muy claro que siempre me gustaron mucho los niños, era muy Susanita, quería ser mamá. De hecho a los 13 años tuve una experiencia muy linda que me cambió, que fue trabajar como voluntaria de Olimpíadas Especiales. Y eso como que me puso en un terreno de saber que puedo ser constructiva y sumarle a alguien, a transformar también o ayudar en la transformación de la vida de alguien. Y entonces, empecé a explorar eso y creo que mi verdadera vocación era como esto, trabajar con personas con discapacidad, ser maestra… 

 

¿Y cómo surgió el cambio tan radical?

Yo de chica me veía por ahí y de repente, todo el mundo me decía “hacé un desfile”, mi hermana Carolina empezó con esto, se dio la posibilidad de venir a Buenos Aires, que para mí en ese momento era la gran ciudad; empezar a trabajar de modelo y vi una posibilidad laboral y ahi vino la parte de la valiente de decir “bueno vamos a ver hasta dónde más puedoy creo que siempre todo lo hice con con mucha responsabilidad, con disciplina porque yo venía de la pileta, la rigurosidad del deportista, que es la rutina, levantarse temprano, mejorar todo el tiempo, es la competencia con uno mismo, la autosuperación permanente eso me ayudó muchísimo. Primero para superar, creo que los momentos de adversidad, porque al principio fueron muchos. El hecho de estar sola, de viajar y tener que resolver un montón de situaciones, que yo venía de Paraná donde tenía todo muy resuelto, y al año de estar en Buenos Aires me fui a Europa y al año siguiente llegué a Estados Unidos… Y después, obviamente, otra cosa es que creo que yo siempre tuve como los valores muy claros gracias a la educación en mi casa y mi familia fue un sostén muy importante. Yo siempre tenía claras esas preguntas de “¿yo me siento haciendo eso, estoy cómoda, quiero el día de mañana esto?”. Me ayudó a tomar decisiones de las cuales no me tuviera que arrepentir. 

 

Supiste cuidarte en una industria difícil de cuidarse…

Muy difícil, sí, muy difícil. Porque obviamente que siempre está el fantasma de "si digo que no, no me van a volver a llamar”. Y era muy difícil, a veces, decir que no a determinadas situaciones. Además, estamos hablando de hace 30 años atrás, donde el mundo era completamente otro. Hoy la comunicación nos acerca, estamos mucho más informados, el mundo cambió respecto a un montón de cosas que hoy las vemos como que, claramente, no están bien. Y en ese momento estaban completamente aceptadas. Pero la ventaja es que creo que en el mundo de la moda, la mujer siempre tuvo un lugar preponderante, fue protagonista. Pero también siempre contra el estereotipo de “la rubia, la linda, la tonta”. Cuando me sentía completamente invadida por el ojo ajeno, que te evaluaban de arriba abajo con poca ropa, pensaba: “yo soy mucho más que esto. Entonces fui, además de haciendo la construcción de la modelo, también la construcción de mi persona. Mi familia tuvo mucho que ver y Alejandro también, porque yo lo conocí cuando apenas llegué a Buenos Aires, que tenía 18 años.Y tal vez si en ese momento yo le hubiese dicho a mi novio, como le dije, a los seis meses después de haberlo conocido, “me voy a Milán, porque para mí estar en Buenos Aires o irme a Milán es lo mismo, si yo no soy de acá, no conozco a nadie, sigo mi camino”. Tuve a un hombre que me dijo sí, dale, vamos, me apoyó y me acompañó.

 

En tiempos de amor líquido, ¿cuál crees que fue la ecuación que ayudó a sostener el amor y la pareja?

Yo creo que en nosotros siempre hubo un amor enorme, un respeto muy grande y que fuimos creciendo juntos, digamos, cada uno individualmente fue creciendo como persona, fue creciendo profesionalmente y también fuimos, a la vez, creciendo como pareja. Siempre existió el deseo de querer estar juntos, de seguir construyendo la pareja, formar una familia… Creo que hubo mucha confianza, respeto de él hacia mí, que yo estaba mucho tiempo sola viajando expuesta y yo hacia él, que también estaba lejos y podría haber tomado otras decisiones. También la admiración mutua. Y otra cosa importante también fue que cada uno encontró su lugar dentro de la pareja.

 

Él lo dice en un momento, que reconoció que vos eras la estrella y te dio el lugar, porque en la pareja no puede haber dos estrellas… 

Totalmente. Pero, a la vez, él nunca habló, nunca dio entrevistas, siempre me defendió como un león. Fue como el gran constructor de mi carrera también, si yo tenía agencias en los distintos países donde trabajaba, en un punto era él quien iba como armando todo el esquema. Pero también dentro de nuestra pareja, yo siempre le di el lugar a él. No es que yo dentro de mi casa soy Valeria Mazza, para mí es mi trabajo y yo dejo los tacos, el maquillaje y en mi casa soy mamá, soy hija, soy hermana, soy amiga y soy mujer de este hombre maravilloso.

 

¿Cómo fue el traspaso a la maternidad en pleno auge de tu carrera?

Mirá, fui aprendiendo en el camino, porque la verdad es que cuando, después de ocho años de estar juntos, decidimos casarnos, en 1998, sabíamos que nos casábamos porque queríamos empezar a construir la familia. En los embarazos fui de guardarme mucho, de cada embarazo nació un proyecto distinto, un libro, un perfume A los tres meses de Balthazar, mi primer hijo, arranqué a viajar como si nada hubiese pasado, con una niñera, mi hijo, valijas… Y a los pocos meses me di cuenta de que no podía mantener el mismo ritmo. Sentía que no estaba bien él, no estaba bien yo. Y ahí, terapia y me tuve que frenar un momento y rearmar. Porque, a parte, lo mismo que le pasa a muchas mujeres, de sentir la culpa. Y tuve que bajar un poco un cambio, entonces entendí que necesitaba organizarme de otra manera y ahí fue donde decidimos partir hacia Europa, aceptar hacer televisión y ya desde Europa era como más cerca porque tenía mi rutina armada ahí. Ya cuando nació mi tercer hijo, en 2005, dije basta de esta vida de nómades. Decidimos que queríamos poner base en Argentina y que nuestros hijos tengan la contención familiar, tíos, abuelos, primos… Y a partir de ahí, empecé otra vez a reconstruir mi carrera desde aquí. 

 

Algo que destaco también, que me parece que está buenísimo en estos tiempos en los que tanto se habla del edadismo es que no escondas la edad, ¿cómo vivís el paso del tiempo? 

Es que para mí, el celebrar cada cumpleaños es celebrar la vida. Yo lo veo de esa manera. Entonces, obvio que por momentos el número asusta. Cuando éramos chicas, 50 años era como “qué grande”. Y yo la verdad es que hoy me siento muy bien. Me siento espléndida en todo sentido, muy feliz de todo lo que estoy viviendo, de lo que construí, de la familia que tengo… Y no quiero esconder absolutamente nada porque siento justamente esto, que ya no podemos seguir con estos estereotipos de la edad, de la altura, de la forma, del color me parece que ya no va más esto. Hoy una mujer a los 50 años puede seguir construyendo, puede seguir celebrando la vida, puede seguir sintiéndose espléndida sin necesidad de ocultarse. 

 

Me siento espléndida en todo sentido, muy feliz de todo lo que estoy viviendo, de lo que construí, de la familia que tengo… Y no quiero esconder absolutamente nada

 

Un acto valiente, porque todavía la lucha contra el paso del tiempo la seguimos dando…

Sí, qué bueno que lo pudiste ver, a esto de celebrar los años. Obviamente que te aprendés a mirar de otra manera… Primero tenés que aceptar porque la guerra contra la naturaleza es imposible. Entonces, y así como antes yo decía, “soy más que esto”, bueno, hoy también me miro al espejo y digo, wow. Uno como que va aceptando el paso del tiempo. Yo no soy una esclava ni de la alimentación ni de la vida sana, cada uno elige la vida de la manera que lo quiere vivir y está bien. A mí me gusta disfrutar de todo, pero como soy bastante equilibrada, entonces disfruto…No me van a ver que estoy así porque hago gimnasia todos los días, hago yoga, meditación, no como, nada de eso. Yo disfruto de la comida, disfruto de una copita de alcohol, disfruto del no hacer nada y, de vez en cuando, hago gimnasia. No vivo para verme bien, yo vivo para estar bien, no para verme bien.

 

Fuiste la primera supermodelo latinoamericana, ¿cómo vivís toda la vuelta de los 90 y las topmodels?

Me encanta. Y, a parte, me parece que tiene que ver un poco con lo que hablábamos antes de mostrar algo también más real. Porque si bien la moda para mí siempre vende como un mundo ideal y de fantasía, me parece que está bueno que hoy estemos mostrando algo mucho más real. Basta de tanto Photoshop, basta de querer vender a una señora de 50 años en un cuerpo de 20. Porque obviamente que la frustración es enorme, porque nunca te va a quedar igual, porque por más espléndida que estés, no tenés 20 años, tenés 50. Entonces, me parece que está buenísimo, para mí tiene que ver esto con mostrar mujeres que son divinas, monísimas, están bárbaras, pero que tienen la edad que tienen.

 

¿Cómo ves en comparación la industria de la moda hoy en relación a aquella industria de la moda de tus inicios en los 90? 

Creo que la moda se ha democratizado, se ha globalizado y popularizado mucho más. Antes la moda era como para un sector muy exclusivo. En mi época, o sea, se presentaba el desfile y tenías que esperar seis meses para que esa tendencia llegue a los ojos de todos.

 

¿Cuáles crees que fueron las claves para haber traspasado la pasarela como la traspasaste?

Yo creo que tiene que ver con la personalidad, porque obviamente que yo siempre digo, mujeres hermosas en el mundo hay millones y modelos hay miles y supermodelos hubo unas pocas. Fue una época de oro, de la moda, donde la moda estaba de moda. Y después, además de la belleza y de un montón de factores que se dieron, también tiene que ver con la personalidad, de cómo pudiste llegar a la gente, de cómo la gente te aceptó.

 

¿Qué consejo le darías a una joven que quiera seguir tus pasos?

Yo creo que es un mundo muy exigente, pero porque es un trabajo. Entonces, si bien uno lo ve como el mundo de la moda”, es un trabajo. Es una industria enorme, donde hay un montón de gente y de factores que están involucrados, la modelo por ahí es lo que más se ve. Y la modelo trabaja con su cuerpo, como el deportista o la bailarina. Entonces vos tenés tu propia herramienta de trabajo. Y creo que cuando empezás como modelo, sos muy joven. Entonces sos muy vulnerable. Y ahí es donde se hace peligroso porque tenés una exigencia muy grande hacia lo físico, después tenés una exigencia y una responsabilidad enorme, porque estás trabajando y tal vez, todavía no tenés la edad para enfrentar un trabajo y, a la vez, estás expuesta a todo y de todo, porque te movés en un mundo adulto. Hoy en día eso está mucho más polarizado.

 

Con tanta exposición y semejante carrera, ¿cuáles creés que fueron los costos más duros? 

Yo creo que el costo más grande fue la soledad que aprendí como a hacerme amiga de la soledad y a estar bien conmigo misma porque era mucho tiempo en el que estaba lejos de la familia. Antes, o sea, estábamos muy lejos de verdad, una llamada por semana, rapidito, porque costaba un montón de plata, nos mandábamos fax. Y después, perderme del día a día, del rol de hija, del rol de amiga… te perdés muchas cosas que tienen que ver con la elección. Yo nunca me quejé porque cuando uno elige un camino hay precio a pagar. Y también aprender a vivir con el reconocimiento público, porque no es fácil estar con una cámara permanentemente, que te esté exponiendo, mostrando, comentando lo que vos decís. Es muy fuerte. Y hoy en día es mucho peor todavía. Yo soy de la época de los paparazzis que te perseguían, te buscaban, después salían las revistas, comentaban, pero hoy todavía hay mucha más exposición. 

 

Me encanta también porque supiste ir reinventándote a lo largo de cada una de tus etapas personales, ¿estás con algo nuevo además de la docuserie?

Y creo que fui como reinventándome en los diferentes momentos de mi vida para seguir trabajando, que para mí era algo importante, pero siempre dándole la prioridad a mi familia. Pero creo que para dar lo mejor de uno a tus seres queridos, vos tenés que estar bien. Y para mí el trabajo también siempre fue una parte muy importante en mi vida y eso me hacía mejor mamá. Creo que así aprendí a sacarme la culpa, pensando que estaba trabajando en mí para poder dar lo mejor de mí. Ahora estoy presentando un perfume mío nuevo. Y como te decía antes a lo largo de mi carrera tengo dos libros, he escrito columnas de moda, tuve una línea de maquillaje, he tenido varios perfumes… 

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